Templar de salida

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templar_de_salida1_betico_thumb Una de las mayores sensaciones en el toreo a caballo es el sentido del temple y templar la embestida de un fiero adversario con la cola o con la bandera da una gran satisfacción, Brujo a sido uno de los caballos con mas temple de mi cuadra que se dejaba venir a los toros para doblarse con ellos dando autenticas medias.

Último tercio

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ultimo_tercio_1_thumb El último tercio es el que tanto da y tanto quita, desde mis inicios e sido un gran matador de toros y e tenido grandes caballos que aunque no sean tan vistosos como los de banderillas son los mas importantes en la cuadra por que so los que ponen la firma a las grandes faenas.

Violín

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violin1_thumb Muchos generalistas dicen que no es una suerte es mas un recuso técnico. quizá algunos tengan razón pero no se puede encasillar así una suerte, que en mi caso la ejecuto siempre de frente y dándole las ventajas a mi oponente. Dicha suerte me gustaría que se le guardara respeto por que aunque no fuera mi tío Gines el inventor si fue el que la elevo al mas alto nivel dejándomela como bella herencia y recuerdo para la historia.

Cortas

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cortas_1polvorilla_thumb Las banderillas cortas se han hecho ya indispensables en cualquier faena mía o de cualquiera de mis compañeros de cartel por el lucimiento de la suerte, es de tremenda dificultad clavar en lo alto con un par de semejantes dimensiones y obliga a acercarse muchísimo al toro asumiendo un altísimo riesgo.

Balanceo

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balanceo_1_thumb Es una de las suertes en las que últimamente mas disfruto por su comunión con los tendidos y me llega muy dentro ver al animal fijamente encelado en el peculiar baile del caballo. Concretamente con Pericalvo e tenido una sensación increíble al poner en practica dicha suerte, quizá por su flexibilidad y arte. Entiendo que es una ejecución de muchísima pureza por la cercanía a mi oponente y la verdad con la que me deja poner el palo siempre de frente a el dándole los pechos de mi cabalgadura.

Origenes

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ORIGENES DEL ARTE DEL REJONEO EN ESPAÑA

foto_rejoneoandyPara hablar del rejoneo tal y como lo conocemos en la actualidad, debemos remontarlos a la corrida caballeresca. Las primeras noticias que tenemos de este tipo de corridas datan del siglo XIII, aunque el punto más alto lo alcanza durante el reinado de Felipe IV. En el siglo XVIII empieza su declive, lo que se entiende perfectamente si tenemos en cuenta que el auge y la decadencia de esta corrida está en relación con la evolución de la nobleza, ya que los nobles eran quienes tenían derecho a montar a caballo. El origen de la corrida caballeresca tiene mucho que ver con el auge de la monta a la jineta. Con ella se abandonan los largos estribos de la Alta Edad Media que utilizaban los caballeros en las batallas, por unos estribos más cortos que hacen ir al jinete con las rodillas flexionadas. Esta monta permitía dominar mucho mejor al caballo, lo que hacía posible los alardes de los caballeros frente al toro. Las noticias que nos han llegado sobre la celebración de estas fiestas de toros aluden siempre a sucesos extraordinarios, relacionados siempre con los compromisos matrimoniales de reyes y nobles, las bodas, nacimientos, y también la presencia de algún monarca en una ciudad con motivo de un viaje. En la corrida caballeresca, el que rejoneaba se basaba en la movilidad y en la doma para poder burlar al toro y así someterle al castigo de los rejones, o las banderillas. Vemos que, básicamente, el rejoneo de entonces es similar al de hoy. Lo único que ocurre es que los caballeros han ido adquiriendo y mejorando la técnica. El declive del toreo a caballo por parte de la nobleza llega con el reinado de los borbones en España. Tanto, que con esta dinastía la nobleza abandona la práctica del toreo a caballo. Los jinetes desaparecen de la plaza, aunque no del campo, mientras en Portugal permanece viva la corrida de rejones en público.

LA RESURRECIÓN DE ANTONIO CAÑERO

foto_antonio_caeroLa resurrección del toreo a caballo en España llega de la mano de Antonio Cañero, que por un lado recupera la tradición del siglo XVII, entronca con el rejoneo portugués que no dejó de practicarse, y además convierte la tradición campera en espectáculo y recrea el toreo a caballo, asimilando en él los tres tercios en que estaba dividida la lidia a pie (recibir al toro, clavar rejones de castigo, banderillas y darle muerte). Cañero, gran jinete cordobés, hijo de un profesor de equitación, se presentó por primera vez como profesional en la plaza de San Sebastián el 2 de septiembre de 1923, vistiendo traje campero, iniciando así una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días, diferenciando así el atuendo con el del rejoneo portugués (‘a la Federica’) que se remonta al siglo XIII. Con Antonio Cañero resucita el arte del toreo a caballo y aparece una serie de grandes nombres que forman parte de su propia historia. Es en los años treinta cuando vuelve a hacerse habitual la presencia de los jinetes en las plazas, aunque hasta la década de los sesenta lo más habitual era que los rejoneadores se presentasen incluidos en los carteles de las corridas a pie, con la lidia de un único toro. Con Antonio Cañero resucita el arte del toreo a caballo y aparece una serie de grandes nombres que forman parte de su propia historia. Entre los protagonistas sobresalen las figuras de Simao Da Veiga, João Nuncio, Conchita Cintrón, Duque de Pinohermoso, la excepcional figura de don Álvaro Domecq y Díez, Angel y Rafael Peralta, Álvaro Domecq Romero, José Samuel Lupi, Manuel Vidrié, João Moura, Fermín Bohórquez Escribano, Javier Buendía, Antonio Ignacio Vargas, Curro Bedoya y otros muchos que harían interminable esta relación.

“LOS JINETES DE LA APOTEOSIS”

los_jinetes_del_apoteosisDurante la década de los años sesenta, los rejoneadores empiezan a prodigarse en los carteles y constituyen por sí mismos un reclamo de gran trascendencia en las taquillas. Ya no hablamos de rejoneadores que completan los carteles de los toreros de a pie, sino de ternas y cuartetos de caballeros. Así ocurrió, por ejemplo, con los denominados ‘Jinetes de la apoteosis’, un grupo integrado por cuatro caballeros (Ángel y Rafael Peralta, Álvaro Domecq Romero y José Samuel Lupi) que actuaron juntos en un mismo cartel, en un gran número de corridas, teniendo una gran acogida entre los públicos, y dando origen a un nuevo tipo de festejo. Es tal la importancia de este cuarteto, motivada por los espectaculares éxitos alcanzados por el rejoneador sevillano Ángel Peralta, que institucionaliza el rejoneo por parejas formando collera con su hermano Rafael; la irrupción en los ruedos de Álvaro Domecq Romero, que aporta al rejoneo una fuerza, una emoción y un temple torero del que antes carecía; y la presencia de José Samuel Lupi, cuyos espectaculares quiebros en la realización de las suertes tienen un gran impacto en los públicos, que se propicia la celebración de las corridas completas de rejones y da origen a este nuevo tipo de festejo en el que participan cuatro caballeros, que actúan primero por orden de antigüedad, y en los dos últimos toros por parejas. Todavía hoy sigue imperando el toreo por colleras, a pesar de que cada vez se hace más extensa la costumbre de ajustarse a la fórmula tradicional de la corrida a pie, es decir, tres caballeros con seis toros. Con ello se estimula más la competencia entre los jinetes, y el público puede saborear mejor su arte.

EL AUGE DE LA ACTUALIDAD

120694ginessaludopeqNadie puede negar que estos años que vivimos suponen una nueva explosión del arte del toreo a caballo. Son muchas las circunstancias que han determinado el éxito de este tipo de festejos. La fuerte competencia entre los rejoneadores y las innegables dotes de muchos de ellos, han redundado en beneficio de un arte, que tiene un público específico y fiel que llena las plazas. Además, la enorme evolución experimentada en la lidia; la técnica, la plasticidad y el temple que rodea la ejecución de las suertes, y la belleza y la perfección de la doma de los caballos toreros determinan el esplendor de este espectáculo hoy en día. Y qué duda cabe que una figura destaca sobre todas: Gines Cartagena, quien  situó el rejoneo en una cumbre insospechada. En los últimos años, deben destacarse los nombres ya consagrados como Pablo Hermoso, Leonardo Hernández, de los jerezanos Fermín Bohórquez (hijo) y Luis y Antonio Domecq, así como del alicantino Andy Cartagena, sin olvidar al sanluqueño Paco Ojeda, que dejó constancia de su saber en su breve etapa como rejoneador.

 

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